VIVIR ES UN RIESGO: el TCE

VIVIR ES UN RIESGO: el TCE

Esta sociedad, desarrollada y avanzada, en la que nos ha tocado vivir, nos proporciona, en general, una buena calidad de vida. Pero también tiene su contrapartida, sus efectos secundarios. El riesgo de sufrir un traumatismo craneoencefálico (TCE)  se ha visto incrementado de forma notable. El desarrollo industrial, las cada vez más “estimulantes” actividades de ocio y, fundamentalmente, los accidentes de tráfico influyen, sin duda, en este aumento. Así, se ha dicho que los TCE representan un enorme problema de salud pública, ya que suponen la primera causa de mortalidad e incapacidad en los individuos menores de 45 años. Se estima que la incidencia de TCE en España es de 200 casos nuevos por 100.000 habitantes y año. Aproximadamente un 10% serán considerados graves, un 10% moderados y leves el 80% restante. Son tres veces más frecuentes en varones que en mujeres y su mayor incidencia ocurre entre 15 y 34 años de edad.

Evitar la muerte es el gran logro de la medicina moderna. Por tanto, la elevada incidencia de daño cerebral adquirido en los países desarrollados y las mejoras tecnológicas y asistenciales producidas en el ámbito sanitario han incrementado de forma sustancial el número de supervivientes con este problema. Lógicamente, con las consecuencias que ello trae consigo, como son los múltiples déficits motores, cognitivos y comportamentales secundarios a un TCE grave. Sobrevivimos más, pero a expensas de una discapacidad. El enfoque terapéutico, ya muy arraigado, considera que se debe tratar a la persona que ha sufrido un daño cerebral como un todo indivisible y de manera global por los diferentes profesionales especializados en cada una de las partes que conforman ese todo, la persona enferma. De esta forma, surgieron hace tiempo ya los centros monográficos dedicados al tratamiento integral de los pacientes afectos de un daño cerebral adquirido. Y en ésas estamos, trabajando en neurorrehabilitación con el fin de reducir la severidad de las secuelas postraumáticas y, por tanto, la discapacidad.

 Dr. Siricio Arce Arce. Director Médico

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