La figura del/la trabajadora social en el ámbito de salud y más en daño cerebral es relativamente novedoso. Nace debido a las latentes necesidades de los pacientes; no sólo de rehabilitar la parte psicológica o motora sino también la situación social.
Los primeros momentos del daño cerebral, para los familiares son muy difíciles de gestionar, ya que prima el estado del paciente a lo que sucederá después, pero el trabajador social dedicado al Daño Cerebral Adquirido, trata la fase subaguda en la que el paciente y la familia están muy involucrados en la rehabilitación. Rehabilitación de todos los aspectos dañados y en los que intervienen todos los profesionales de forma multidisciplinar y en coordinación para lograr una mejoría sustancial.
La figura del trabajador social se centra en:
Fase inicial:
– Recepción de casos para valorar la estructura social familiar, el apoyo que el paciente recibe y los medios económicos de los que disponen.
– Asesoramiento sobre los recursos y ayudas que pueden gestionar (ley de dependencia, discapacidad, incapacidad laboral…).
Durante el tratamiento:
– Nexo de unión entra familias y personal médico y profesional de la clínica para una mejor comunicación y comprensión entre los mismos.
– Asesoramiento sobre ayudas técnicas necesarias de cada paciente en función de los recursos económicos.
– Búsqueda de recursos al alta y coordinación con servicios sociales de zona y Trabajo Social del Hospital de referencia.
– Atención a las familias, orientándoles y ayudándoles a afrontar la nueva situación social.
Al alta hospitalaria:
– Apoyo a las familias en la fase de vuelta al domicilio,
– Prevenir la sobrecarga familiar, acompañándoles en la resolución de problemas de índole social que se generan durante el proceso de recuperación.
– Asesoramiento en la normalización y reeducación de la vida diaria del núcleo familiar.