Funciones del Neuropsicólogo

DEMANDA DE INTERVENCIÓN

Inicialmente, la actuación del neuropsicólogo puede venir solicitada con una finalidad de evaluación, valoración y diagnóstico de las funciones psicológicas superiores y el estado afectivo-comportamental, con el objetivo de conocer el problema que presenta el paciente, la causa y las implicaciones del mismo.

De manera más específica, el objetivo de la valoración puede ir encaminado a la detección y localización de lesiones cerebrales, en casos como afectaciones cerebrales de escasa gravedad, inicio de procesos degenerativos, disfunción cerebral mínima, etc.

Los diagnósticos diferenciales también pueden ser un objetivo de la valoración neuropsicológica, es decir, discriminar si las alteraciones que presenta el paciente tienen una base orgánica, o por el contrario son funcionales, como por ejemplo el diagnóstico diferencial de depresión/demencia.

También, el proceso de evaluación puede ir dirigido hacia el estudio y detección de la simulación en los procedimientos judiciales, en los cuales puede haber duda de la veracidad de la afectación y/o la exageración de las posibles alteraciones.

En el mismo ámbito judicial, la valoración puede ir orientada a la realización de peritajes neuropsicológicos forenses, en los cuales se trata de objetivar y determinar con el mayor grado de exactitud posible las dificultades y sus implicaciones para la vida de la persona. Es decir, se valora las consecuencias asociadas a trastornos neurológicos en su vertiente bio-psico-social y laboral.

En cuanto al ámbito laboral, la evaluación de las funciones psicológicas tras una lesión cerebral se realiza para considerar la posible reintegración al ámbito laboral

Por otra parte, con población infantil el estudio puede ir encaminado a aspectos más específicos, como la evaluación del retraso mental y la valoración de las necesidades educativas especiales.

QUÉ EVALÚA Y VALORA EL NEUROPSICÓLOGO

Básicamente podemos dividir el campo de estudio del neuropsicólogo en dos: las funciones psicológicas superiores y los afectos, las emociones y el comportamiento.

Las funciones psicológicas superiores son aquellas capacidades cognitivas que nos permiten afrontar, de manera eficaz y con eficiencia, las exigencias de la vida diaria a las que nos encontramos expuestos las personas a lo largo de nuestra vida, y podemos distinguir las siguientes:

–       La orientación: ésta abarca 4 dimensiones. La personal, en la cual se explora la información más esencial y cercana a la persona (nombre, edad, fecha de nacimiento, estado civil…). La temporal, en la que se valora los parámetros temporales (día de la semana, día del mes, mes y año). La espacial, en la que se estudia el grado de conocimiento que tiene la persona sobre su ubicación (lugar en que se encuentra, ciudad…). La situacional explora el grado de conocimiento que tiene la persona sobre su situación presente (qué le ha ocurrido, dónde está y para qué está en el hospital…).

–       La atención: es el mecanismo básico que subyace a todos los procesos cognitivos y que posibilita que la persona pueda centrarse en cualquier actividad que se proponga, sin perder el curso de la misma, pudiendo mantenerse un periodo inmerso en una actividad (estudiar, conducir, leer un libro, ver la televisión, seguir una conversación, llevar a cabo cualquier tarea doméstica y rutinaria del hogar…).

–       La heminegligencia: es la dificultad para atender y responder a los estímulos de un hemiespacio y un hemicuerpo, contralateral a la lesión.

–       La velocidad de procesamiento de la información y ejecución: es la velocidad con que nuestro cerebro procesa la información y puede emitir una respuesta. Cualquier actividad de la persona necesita una velocidad adecuada para funcionar de manera eficaz. Tras una lesión cerebral, el cerebro se enlentece, necesitando más tiempo para hacer cualquier actividad (hablar, contestar, pensar, escribir…).

–       El lenguaje es la facultad que nos permite comunicarnos con los demás, pudiéndose considerar una modalidad expresiva y otra comprensiva, por lo que nos permite entender los mensajes transmitidos y emitir los nuestros propios. Es decir, es la base de las relaciones personales y la comunicación social. También, el lenguaje es un instrumento para la actividad intelectual (pensar, memorizar, representar la realidad…) y para la organización y regulación de los procesos mentales (planificar, programar…). El lenguaje se puede ver alterado de diferentes formas, constituyendo cada una de ellas un síndrome característico (afasia).

–       La lectura y la escritura son formas especiales de lenguaje comprensivo y expresivo.  Por ello, las personas con alteraciones en el lenguaje (afasias) van a tener dificultades para expresarse por escrito o entender instrucciones y mensajes escritos. También podemos valorar las alteraciones de la lectura y la escritura de manera independiente y sin alteraciones en el lenguaje (alexia y agrafía).

–       La destreza aritmética es la capacidad para identificar y comprender el valor numérico y realizar operaciones de cálculo (manejo del dinero, cuentas y problemas…). Igualmente se encuentra afectada en las alteraciones del lenguaje, pero también se pueden presentar alteraciones de manera independiente (acalculia).

–       La memoria constituye uno de los campos más importantes de la exploración neuropsicológica. El tipo de problema variará en función de las estructuras cerebrales afectadas. Unas personas tendrán alteraciones generalizadas, otras para retener la información verbal (nombres, textos…), otras para retener la información visual (imágenes, escenas, espacios físicos…), en otras para la información más inmediata, (repetir un número de teléfono), en otras los problemas serán para retener el orden temporal de los hechos, etc. La memoria es lo que hace, en gran parte, que las personas seamos diferentes. “Somos lo que nuestra memoria es”, desde que nacemos vamos acumulando experiencias y recuerdos, y cuando estos desaparecen por una lesión, se nos borra toda nuestra historia personal. Las dificultades se pueden hacer patentes en la vida diaria presentando problemas para retener la información que directa o indirectamente se le administre a la persona (lo que ha hecho el día anterior, quién ha llamado por teléfono, conversaciones, películas, lectura de prensa y libros, e incluso se puede repetir en determinados aspectos por olvidar que ya habló de ellos…), así como de memoria prospectiva (qué tiene que hacer mañana, qué hay que comprar, qué comida había que hacer hoy…). Igualmente, los problemas de memoria pueden conllevar la imposibilidad para reconocer caras y personas familiares (se puede tomar a la esposa y a los hijos como extraños), o el espacio inmediato en el que nos movemos (desorientarse y perderse en un lugar conocido).

–       Las funciones ejecutivas son evaluadas de manera rigurosa en la exploración neuropsicológica constituyendo las capacidades cognitivas implicadas en la iniciación, planificación, programación, control y regulación de todos los procesos cognitivos y el comportamiento. Posibilitan manejar adecuadamente la información que nos llega, permitiéndonos comprender e integrar eficientemente las exigencias de la vida diaria, y actuando de una manera programada y planificada, anticipando las consecuencias de nuestra conducta (elaborar la comida, las actividades domésticas, hacer la compra…).

–       Las funciones visuales superiores van a ser necesarias para manejar toda la información en la modalidad visual que percibimos diariamente, y distinguimos entre éstas tres grupos:

–       Funciones visuoperceptivas;

o    Problemas en el análisis y síntesis visual (discriminar diferencias entre imágenes similares, inferir una imagen desde un elemento).

o    Problemas en el reconocimiento de objetos y dibujos (agnosia visual), en donde el paciente no sabe qué es un objeto o dibujo determinado y conocido.

o    Dificultades en el reconocimiento facial (el paciente no reconoce caras, ni siquiera de las personas más allegadas).

–       Funciones visuoespaciales:

o    Problemas para localizar un punto en el espacio y hacer seguimiento visual.

o    Problemas para apreciar la distancia de un punto en el espacio.

o    Dificultades para reconocer la misma imagen u objeto en diferente posición.

o    Problemas de orientación topográfica (las personas se desorientan espacialmente y pueden llegar a perderse).

o    Heminegligencia visual (dificultades para responder a la estimulación de un lado del espacio, puede ser el derecho o el izquierdo).

–       Funciones visuoconstructivas:

o    Problemas para ensamblar (hacer rompecabezas, construir figuras con partes…).

o    Problemas para copiar y realizar dibujos.

–       Las funciones motoras son exploradas mediante el estudio de la motricidad, lateralidad manual, la orientación derecha/izquierda, la coordinación visomotora y la realización de movimientos y gestos (praxias) con las manos (complejas) y con la boca y cara (orofaciales).

–       La percepción y reproducción de estructuras rítmicas consiste en la imitación y realización de secuencias y ritmos, cuya alteración está muy relacionada con trastornos como la dislexia o las afasias.

–       La exploraciónde las funciones superiores cutáneas y cinestésicas procede por estudiar las sensaciones cutáneas y las musculares y articulares. Son de gran importancia para examinar las áreas del cerebro que reciben dicha información, valorándose también el tacto, la discriminación y sensibilidad táctil.

–       Funcionamiento intelectual general o cociente intelectual (C.I.): mediante escalas de inteligencia obtenemos el rendimiento intelectual general de la persona, como medida global del funcionamiento cognitivo.

Desde el punto de vista afectivo-comportamental se tratan los siguientes problemas:

– Apatía, desinterés y desmotivación.

– Falta de iniciativa e incumplimiento de actividades.

– Impulsividad.

– Falta de conciencia de enfermedad y de los déficits (anosognosia).

– Confabulación (lagunas de memoria que el paciente rellena con fantasía y tienen repercusión comportamental).

– Irritabilidad y agresividad.

– Conducta sexual inapropiada.

– Desinhibición.

– Despersonalización (sentimientos de estar separado de su propio cuerpo y procesos mentales).

– Desrealización (sensación de que lo que vive el paciente es irreal y extraño, como un sueño).

– Actitud pueril e inmadurez.

– Egocentrismo.

– Labilidad emocional (cambios de humor rápido)

– Dificultad para la expresión emocional (aprosodia).

– Dificultad para el control y regulación comportamental.

– Déficit en las habilidades sociales.

– Suspicacia o ideación paranoide.

– Alteraciones en el contenido del pensamiento (ideas delirantes, sobrevaloradas, obsesivas…).

– Alteraciones en el curso del pensamiento (concretismo, rigidez, pensamiento prolijo, perseverante…).

– Alteraciones perceptivas (alucinaciones).

– Trastornos del estado de ánimo.

Desde el punto de vista psicopatológico se valoran alteraciones que pueden venir asociadas o no a la lesión cerebral:

– Trastornos por ansiedad.

▪ Fobias específicas.

▪ Fobia social.

▪ Agorafobia.

▪ Trastorno por pánico.

▪ Trastornos obsesivos compulsivos.

▪ Trastorno por estrés postraumático.

▪ Ansiedad generalizada.

– Disfunciones sexuales.

▪ Deseo sexual hipoactivo.

▪ Trastorno por aversión al sexo.

▪ Trastorno de la erección en el varón y de la excitación en la mujer.

▪ Trastorno de la eyaculación.

▪ Trastorno orgásmico femenino.

▪ Problemas y terapia de pareja.

– Trastornos somatoformes.

▪ Hipocondría.

▪ Trastorno dismórfico corporal.

– Trastorno del estado de ánimo.

▪ Depresión.

▪ Trastornos bipolares.

– Trastorno facticio (fingimiento o producción intencionada de los síntomas).

– Trastornos de la Personalidad.

Específicamente, en población infantil se valora:

– Encefalopatías y parálisis cerebral.

– Trastornos de las funciones cognitivas.

▪ Problemas de aprendizaje (lectura, escritura y cálculo).

▪ Deficiencia mental.

– Trastorno del lenguaje.

– Trastornos de la comunicación e interacción social.

– Trastorno de las conductas motoras

▪ Problemas de lateralización.

▪ Disgrafías.

▪ Dispraxias.

▪ Inestabilidad psicomotriz.

– Trastornos del comportamiento.

▪ Comportamiento negativista, desafiante, hostil y agresivo.

▪ Fobias y miedos.

▪ Conductas y rituales obsesivos.

▪ Conductas histéricas.

▪ Trastornos por déficit de atención con hiperactividad.

– Trastornos afectivos.

▪ Depresión.

▪ Angustia y Ansiedad.

– Problemas de control de esfínteres.

DEVOLUCIÓN DE LA INFORMACIÓN:

Una vez finalizada la evaluación, se procede a comunicar los resultados mediante dos procedimientos:

–       Realización de informe escrito.

–       Información verbal a la familia y/o al paciente.

ESTABLECIMIENTO DE OBJETIVOS Y ELABORACIÓN DEL PROGRAMA DE INTERVENCIÓN

Posteriormente, se establecen los objetivos generales, los objetivos específicos iniciales y se elabora el programa de intervención:

–       Objetivos psicológicos y neuropsicológicos.

–       Objetivos cognitivos específicos para desarrollar en Terapia Ocupacional.

INTERVENCIÓN

 El siguiente paso es la intervención, la rehabilitación y llevar a cabo los tratamientos psicológicos y neuropsicológicos apropiados, usando el amplio repertorio de técnicas y procedimientos psicoterapéuticos disponibles con adultos, adolescentes o población infantil.

Establecimiento de las pautas para el manejo del paciente por el personal hospitalario y por la familia (programas de modificación de conducta, agresividad, problemas de memoria severos…).

SEGUIMIENTO

–          Seguimiento del curso evolutivo cognitivo-conductual dentro del proceso terapéutico.

–          Reestructuración de los objetivos iniciales.

–          Elaboración de informes clínicos trimestrales.

–          Información periódica a la familia.

–          Coordinación y supervisión de Terapia ocupacional.

ALTA

Elaboración de informes clínicos de alta de los pacientes tratados, en los cuales se refleja de manera detallada cual es la situación psicológica o neuropsicológica al alta y se establecen unas orientaciones.